domingo, 2 de agosto de 2020

El fraude más grande de la historia: El sistema de reparto.


Política y economía. 

El distinguido erudito, Richard Epstein dijo: "El estudio de las instituciones humanas es siempre una búsqueda de las imperfecciones más tolerables". ¿Hay imperfecciones en una economía de mercado? por supuesto que si, existen imperfecciones en todo lo humano, incluidas las alternativas a la economía de mercado. Pero, como expresó Thomas Sowell: "Los seres humanos van a cometer errores, ya sea en el mercado o en el Gobierno. La diferencia es que la supervivencia en el mercado exige admitir esos errores y cambiar de estrategia si no se quiere ir a la quiebra. Pero la supervivencia en política exige negar los errores y mantener las malas políticas echando la culpa a los demás".

La forma en que se conciben los problemas tienden a ser diferente para la ciencia económica y la política. El pensamiento político es propenso a concebir políticas, instituciones o programas en términos de sus expectativas en relación a los resultados, por ejemplo, programas de "prevención de drogas", empresas "lucrativas", bufetes de abogados de "interés público", leyes de "control de armas", etc. Pero para los fines del análisis económico, lo que importa no es qué objetivos se están buscando, sino qué incentivos y limitaciones se están creando en busca de esos objetivos. Sabemos, por ejemplo, que muchos, si no la mayoría, de las empresas "con fines de lucro" de hecho no logran hacer dinero, como lo demuestra el alto porcentaje de nuevos negocios que terminan fuera del mercado unos años después de ser creados. Del mismo modo, es una pregunta abierta si los programas de prevención de drogas realmente pueden prevenir o reducir el uso de drogas. Ya sea que las firmas de abogados de "interés público" pueden beneficiar al público, o si las leyes de control de armas realmente logran controlar armas o solo pistolas de juguetes, es una pregunta crucial si lo que deseamos es efectuar la acción menos perjudicial y más beneficiosa para la sociedad en su conjunto. Es probable que ningún economista se sorprenda cuando las leyes de control de alquileres, por ejemplo, conducen a la escasez de viviendas y no al control de alquiler, de modo que las ciudades con tales leyes a menudo terminan con alquileres más altos que ciudades sin ellos. Pero tales resultados pueden ser muy sorprendentes para las personas que piensan en términos de retórica política centrada en objetivos deseables, y no en sus resultados consecuentes.

El punto no es simplemente que varias políticas pueden no lograr sus propósitos. El punto más fundamental, es que necesitamos conocer las características reales de los procesos puestos en marcha, los incentivos y limitaciones inherentes a tales características, en lugar de juzgar estos procesos por sus objetivos. Muchas de las "consecuencias no deseadas" de los programas políticos, son de hecho, previsibles desde el principio, pero solo si analizamos los procesos utilizados en términos de los incentivos y restricciones que crean dichos programas, en lugar de la conveniencia de los objetivos que proclaman. Una vez que comenzamos a pensar en términos de la cadena de eventos establecidos por políticas particulares, y seguimos estos eventos más allá de la etapa uno, o sea, a partir del objetivo deseado, el mundo comienza a verse muy diferente.

La política y la economía también difieren radicalmente en la forma en la que manejan el tiempo. Por ejemplo, cuando se vuelve evidente que las tarifas cobradas por los autobuses municipales son demasiado bajas como para permitir que éstos sean reemplazados a medida que se van poniendo viejos, la conclusión económica lógica a largo plazo es la de aumentar las tarifas. Sin embargo, un político que se opone al incremento de la tarifa como algo "injustificado" puede que gane los votos de los ciudadanos que utilizan los autobuses en la próxima elección. Además, dado que todos los autobuses no se van a poner viejos de inmediato, o ni siquiera en forma simultánea en un futuro, las consecuencias de mantener las tarifas bajas no se harán visibles de un golpe sino que lo harán de forma gradual en el futuro. Puede que pasen algunos años antes de que muchos autobuses comiencen a malograrse y ponerse viejos, sin reemplazos adecuados, y los ciudadanos comiencen a notar que hay tiempos de espera más largos entre uno y otro, y que no llegan a tiempo tan frecuentemente como lo hacían antes.

Cuando el sistema de transporte municipal se deteriore tanto que la gente decida mudarse de la ciudad, llevándose consigo los impuestos que pagan, habrán pasado tantos años desde la controversia política de las tarifas de autobuses que pocas personas la recordarán o verán conexión alguna entre aquella controversia y sus problemas actuales. Mientras tanto, el político que ganó una elección municipal al asumir el papel de defensor de los ciudadanos puede que ahora esté ocupando un cargo a nivel estatal, incluso nacional, gracias a la popularidad obtenida con sus políticas. A medida que la decreciente recaudación haga que los servicios e infraestructuras de la ciudad se deterioren, el héroe de los ciudadanos de otra época puede que incluso alardee que la situación nunca estuvo tan mal cuando él era funcionario municipal, y eche la culpa de los problemas actuales a los fracasos de sus sucesores. Sowell probablemente no lo habría expresado mejor: "Si le quitamos el engaño, tal vez a la política no le quedase nada".

El fraude del sistema de pensiones.

El sistema de reparto es, a groso modo, una estafa piramidal. En economía se conoce como esquema, fraude o estafa piramidal a un sistema de negocios en el cual los participantes tienen que recomendar y captar a más clientes con el objetivo de que los nuevos participantes produzcan beneficios para los participantes originales. El sistema de reparto funciona del siguiente modo: lo que en teoría, un trabajador "ahorra" para su jubilación, es en realidad, repartido a un trabajador ya jubilado. En pocas palabras, lo que el trabajador cree que ahorra para si mismo, es usado simultáneamente por otra persona. Como en el Esquema Ponzi. Una operación fraudulenta de inversión que implica abonar a los inversores actuales los intereses obtenidos del dinero de nuevos inversores. El sistema de reparto se basa en el mismo principio. Obviamente, solo se puede sostener al largo plazo, mientras haya nuevos incautos que estafar, o sea, que la cantidad de gente que sostenga a los "beneficiarios" originales aumente en el futuro, y esto se replique constantemente de igual forma hasta el infinito. En teoría parece sencillo, pero cuando esto deja de cumplirse, el sistema corre el riesgo de desmoronarse, en definitiva: quebrar.

Resultará raro, pero el sistema de pensiones de reparto, no fue producto de bienintencionados izquierdistas o progresistas, de hecho, su creador, fue en realidad lo que hoy en día llamaríamos un derechista totalitario. Hablo de Otto von Bismarck. Bismarck es la representación cruda de lo que hoy en día llamaríamos el político populista y demagogo sin escrúpulos que haría lo que fuera por obtener el poder y efectivamente, quedarse con el. La idea de Bismarck al fundar este sistema, era simple: hacer dependientes del estado a toda la población, y no solo eso, sino robar a la población bajo el amparo de los mismos. En aquellos tiempos la esperanza de vida no llegaba a los 60 años, pues, inteligente y sagaz, lo que proponía Bismarck, era que la gente se jubile a los 65.

Lo que en definitiva se proponía lograr, era quedarse con las abultadas prestaciones y así expandir el poder gubernamental. Lo que no se imaginaba Bismarck, es que pasado un tiempo, y producto de las mejoras introducidas tras la revolución industrial y al auge de la sociedad libre y capitalista, o sea, las mejoras sanitarias y prosperidad económica, la esperanza de vida aumentaría gradualmente (en mayor o en menor medida) en todo el mundo. En la actualidad, la esperanza de vida está entre los 80 y 85 años, y mejor aún (peor para los políticos) sigue creciendo. Por ejemplo, en 2013 comenzó en España el proceso de incremento gradual de la edad de jubilación, en virtud de la reforma de las pensiones aprobada en el año 2011. La edad ordinaria de 65 años aumentará de forma gradual entre 2013 y 2027 de los 65 años a los 67 años. No es un fenómeno aislado. Los principales países de la OCDE se encuentran en procesos parecidos para adecuar la edad de jubilación a las nuevas realidades y ofrecer un respiro a los sistemas de pensiones que fueron diseñados en una época en la que la situación demográfica era notablemente diferente. En resumen: vivimos más, mucho más que cuando éstos fueron diseñados, y un sistema de reparto se enfrenta a dificultades cuando la esperanza de vida no para de crecer y más cuando paralelamente la tasa de fertilidad se encuentra en niveles demasiado bajos para garantizar el reemplazo generacional.

La mayoría de los países desarrollados, están siguiendo una pauta parecida a la española: incrementar la edad ordinaria de jubilación dejando abierta la posibilidad de una jubilación más temprana sin penalización para todos aquellos que acrediten una determinada carrera de cotización: en Alemania, la edad está aumentando hasta los 67 años (63 para largas carreras de cotización). En Dinamarca aumenta hasta los 67 años y se permite una jubilación a los 64 años para los que más han cotizado. En Francia la edad ordinaria quedará fijada en 67 años en el año 2023. En Irlanda la edad de jubilación quedará establecida en 68 años en el año 2028. En Italia, cuyo sistema se basa en cuentas nocionales, existe flexibilidad para jubilarse entre los 62 y los 70 años. En Países Bajos también quedará establecida en 67 años a partir del año 2023. Entre tanto, el Parlamento sueco ya ha debatido la posibilidad de establecer la edad de jubilación en 80 años.

Por supuesto, ahora las nuevas generaciones, a su vez empiezan a trabajar cada vez a una edad superior. Estudian más, trabajan menos, se casan a edades mucho más grandes, y hay que sumarle que tienen menos hijos, y en muchos casos, ni siquiera tienen. Según estadísticas oficiales, en 2019 nacieron 778.000 bebés en Alemania, 9.400 menos que el año anterior. Así pues, la tasa de natalidad descendió en 2019 a 1,54 hijos por mujer, en comparación con los 1,57 de 2018. La cifra está ligeramente por debajo de la media de la UE. Francia es el país donde nacen la mayoría de los niños y Malta donde menos. En Alemania, la proporción de personas por debajo de los 20 años se ha reducido desde la década de los 50 de un 30 a un 18 por ciento. Como dijimos, el envejecimiento de la población será un fenómeno de masas. En 1950, solo uno de cada 100 alemanes tenía más de 80 años, hoy ya es octogenario uno de cada 15, y hacia 2040, podría ser uno de cada 10. Tener más ancianos será un reto para el sistema social y de salud, ya que disminuirá el número de contribuyentes. Un estudio publicado por la revista médica The Lancet vaticina que, hasta finales del siglo XXI, habrá dos mil millones menos de personas que los que pronostica la ONU. Según ese trabajo, elaborado por el equipo de investigación que lidera Christopher Murray, de la Universidad de Washington, más de 20 países, entre ellos Japón, España, Italia y Polonia, perderán la mitad de su población hasta el año 2100. También China pasará de los actuales 1,4 mil millones de personas hasta los 730 millones de habitantes.

Para darnos una idea de estos dos puntos: mayor expectativas de vida y menor tasa de natalidad, antes, cada 6 trabajadores, se sostenía a un jubilado. O sea, había 6 activos por cada persona jubilada. En la actualidad, hay dos trabajadores, por cada jubilado, y se espera que en el futuro, esta brecha siga aumentando a un trabajador por jubilado. Más alarmante aún es que puede seguir aumentando. Un completo estudio realizado por Jagadeesh Gokhale sobre las obligaciones sociales de los países europeos llegó a una conclusión alarmante. Para poder financiar las pensiones y gastos sociales en el futuro, los países europeos (Unión Europea), de promedio deberían tener ahorrado un 434 por ciento de su PIB ganando intereses al mismo o mayor nivel al cual se endeuda el Gobierno. Ello además de los ingresos por concepto de impuestos ya existentes. Como el mismo informe recalca, ninguno de esos países tiene los recursos y sólo podrán salir del problema reduciendo drásticamente el gasto
social.

En países como Alemania, por ejemplo, ya se ha incorporado un freno al endeudamiento en la Constitución, lo que probablemente no podrá ser respetado, pero que ya da una señal de la situación insostenible respecto al gasto estatal. Y es que la deuda de Alemania supera en cuatro veces su PIB igual que en Suecia e Inglaterra, mientras en Francia supera cinco veces el PIB. En 2012, advirtiendo la insostenibilidad de los Estados del Bienestar europeos, la agencia de noticias Bloomberg publicaba un artículo prediciendo reformas sustanciales además de privatizaciones de los servicios sociales: "Los sistemas de seguridad social europeos se verán muy distintos en veinte años. Todavía estarán, pero los programas de beneficios serán muchísimo menos generosos y buena parte del sistema de pensiones será organizado de manera privada. Los servicios de bienestar, como la salud, serán sometidos a competencia y en un mucho mayor grado al pago por los usuarios o seguros privados".

Estados Unidos no es una excepción a la insolvencia mundial de los Estados benefactores. Aunque es menos interventor que los Estados europeos en muchos sentidos, las cargas y el gasto social son gigantescos. Tanto es así que el 60 por ciento del presupuesto combinado de los Estados, gobiernos locales y del Gobierno central se gasta en lo que podrían denominarse "derechos y transferencias sociales" de diverso tipo si sumamos salud, educación y pensiones. Así, el crónico problema de endeudamiento está directamente relacionado con el gasto social. Según el profesor de la Boston University y reconocido experto en temas macroeconómicos, Laurence Kotlikoff, Estados Unidos está "totalmente quebrado" con más de doce veces el PIB en obligaciones sociales que no se podrán pagar. Kotlikoff dice que hay una verdadera "guerra de generaciones" en que la generación actual, para recibir todo tipo de beneficios del Gobierno, está destruyendo el futuro de sus hijos y nietos que deberán pagar deudas astronómicas llevando a un deterioro considerable en su calidad de vida. Esto plantea serias dudas respecto a la ética y la moral del sistema. El hecho de que la gente está obligada, en muchos casos, a financiar este esquema, ya presenta serias dudas sobre cuan ético es en realidad. No obstante ¿preguntamos a las generaciones que ni siquiera han nacido si en verdad quieren formar para de él? ¿en serio por nuestro egoísmo personal vamos a perjudicar a nuestros hijos y nietos? todo parece indicar que ese es el objetivo. Según Kotlikoff, el Gobierno norteamericano con su endeudamiento es "peor que la pirámide ponzi de Madoff". Esto se aplica a casi todos los países industrializados, agrega el académico, los que debido especialmente a sus sistemas de pensiones de reparto verán colapsar estas pirámides "como un castillo de naipes".

Claro, los ancianos pueden seguir recibiendo sus jugosas contribuciones expoliando a los jóvenes de hoy con impuestos cada vez más alto, pero incluso esto tiene un límite, cuando las rígidas e inflexibles leyes laborales, altos salarios mínimos que ocasionan paro masivo, y peor aún, tienen un impacto diferencial en los más jóvenes, generando desempleo juvenil a gran escala, es un problema creciente y alarmante en gran parte del mundo ¿cuánto podrán soportar las nuevas generaciones, no ya los impuestos, sino directamente la expoliación para sustentar este sistema? muchos dicen que "nos lo debemos a nosotros mismos", pero Mises mejor no podría a ver explicado esta falacia: "Contemplemos ahora el caso de Pablo, quien, bajo un sistema intervencionista, ahorró en 1940 cien dólares pagando su seguro a las instituciones de la seguridad social nacional. El gobierno, por tal abono, reconoció a Pablo derecho a percibir en su día cierta suma. Ahora bien, si el gobierno consumió los citados cien dólares no se produce incremento alguno de capital y no aumenta la productividad laboral. La deuda contraída con Pablo por la administración se transforma en un crédito de éste contra los contribuyentes de mañana. Cierto Pedro tendrá en 1970 que atender el compromiso contraído en 1940 por la caja aseguradora, aunque él personalmente no haya obtenido ninguna ventaja del sacrificio de Pablo (...) Resulta, pues, evidente que no hay que fijar nuestra atención en la Unión Soviética para comprender las consecuencias sociales de los modernos métodos de financiación del gasto público. Salta a la vista el carácter engañoso de aquel manido argumento según el cual la deuda pública no es en verdad una carga, ya que "sólo a nosotros mismos la debemos". Los Pablos de 1940 no se la deben a sí mismos. Son los Pedros de 1970 los que la deberán a los Pablos de 1940. La filosofía de "después de mí, el diluvio" es la que por todos sus poros rezuma la doctrina. Los políticos de 1940 resolvieron sus dificultades trasladándolas a los gobernantes de 1970. Cuando esta fecha llegue, aquéllos o habrán muerto o estarán escribiendo sus memorias acerca de la gran obra de seguridad social que realizaron".

Como expresó Thomas Sowell: "El hecho de que tantos políticos de éxito sean reales embusteros no constituye únicamente una reflexión en torno suyo, también es una reflexión en torno a nosotros. Cuando la gente quiere lo imposible, sólo los embusteros pueden satisfacerlo, y eso sólo a corto plazo. Los actuales conatos de disturbios callejeros en Europa demuestran lo que sucede cuando a largo plazo llega la verdad a los políticos y a la población", pues como afirma: "Entre las mentiras más importantes de los estados del bienestar a ambas orillas del Atlántico se encuentra la noción de que el Estado puede proporcionar a la población las cosas que ésta quiere pero no se puede permitir. Puesto que el Estado obtiene sus recursos de la población, si la población en conjunto no se puede permitir algo, tampoco se lo puede permitir el Estado".

Obviamente, como recalca Thomas Sowell, siempre el gobernante de turno puede recurrir a la impresión de dinero, pero "La inflación es una mentira discreta, en virtud de la cual el Estado puede mantener sus promesas sobre el papel, pero con dinero mucho menos valioso que el dinero en circulación en el momento en el que se hicieron las promesas". Las consecuencias de tal sistema, es como mucho aleccionador, viendo el caso de Argentina. Este país no solo tiene un sistema de reparto quebrado, a tal punto de que más de la mitad del valor de un simple caramelo, son impuestos para sostener el esquema jubilatorio actual, sino que la imposibilidad de mantener semejante gasto, llevó al gobierno a la emisión descontrolada ocasionando las ya conocidas y desastrosas consecuencias económicas y sociales que ello conlleva. Los gobiernos de todo el mundo desean idear distintos planes para las jubilaciones por invalidez y edad avanzada. Intentan incrementar el número de personas incluidas en el sistema de seguridad social del gobierno y extender los beneficios que dicho sistema brinde. Apoya abiertamente los reclamos sindicales para que les sean otorgadas jubilaciones que no tengan como contrapartida ninguna contribución por parte de los beneficiarios. Pero, al mismo tiempo, está firmemente decidido a seguir una política que, irremediablemente, disminuirá cada vez más el poder adquisitivo del dinero. Proclaman los desequilibrios del presupuesto y el gasto deficitario como los principios fundamentales de las finanzas públicas, como un nuevo modo de vida. Mientras fingen combatir la inflación, falseando en muchos casos las cifras de los aumentos en los precios, han elevado a la dignidad de postulado esencial del gobierno popular y de la democracia económica la expansión crediticia ilimitada y el aumento desenfrenado de la cantidad de moneda en circulación.

Como dijo el profesor Huerta de Soto: "La seguridad social no es ni seguridad ni social. Es el colmo del engaño semántico; no hay ninguna seguridad de que vayamos a recibir nada y además tampoco es social; porque es que hay mucha gente que le están quitando el 30% de su sueldo y son menos de mil euristas, a lo mejor para pagar pensiones a millonarios. Es el colmo de los absurdos".

Fuentes: 

Miguel Anxo Bastos - El futuro del Estado de Bienestar (Conferencia)
Miguel Anxo Bastos - Repercusión del tiempo en la Política y la Economía (Conferencia)
Miguel Anxo Bastos - Pensiones y Estado (Conferencia)
Jesús Huerta de Soto - La crisis del sistema de pensiones (Conferencia)

1 comentario:

  1. Buena entrada Jake. Soy recien visitante del blog, te conoci por los videos hace unos años. Soy fiel seguidor de tu contenido, creeme que cada dia revisaba a ver si actualizabas en Youtube y hasta mi hermano y yo pensamos que te dio coronavirus xD. Me gustan mucho tus videos, y aunque no siempre estoy de acuerdo con tus opiniones respecto al poder de algunos personajes, de igual forma es muy entretenido ver tus videos desayunando o antes y durante la estadia aburridisima de la universidad. Un saludo desde venezuela... y por favor habla alguna vez de Tekken o Kengan Ashura :3

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