viernes, 15 de mayo de 2020

Adam Smith sobre el origen y el uso del dinero.


A continuación se expondrá la opinión de Adam Smith, uno de los padres de la economía moderna y teórico del mercado libre, sobre el origen del dinero y su uso en la sociedad.

Adam Smith es considerado el fundador de la economía moderna, y su tratado "La riqueza de las naciones" uno de los pilares fundamentales de la generación de economistas considerados como "clásicos", junto con su discípulo, David Ricardo (Principios económicos y de tributación), y otros prominentes estudiosos de la materia, como John Stuart Mill (Principios de economía política), Frederic Bastiat (Armonías económicas) y Carl Marx (El Capital). Inspiró a muchos, y sentó las bases para el estudio de la economía y el comercio. En esta ocasión, veremos cuales eran los fundamentos de Smith, sobre el origen del dinero y su uso, que corresponden al capítulo 4 de su libros más famoso.

Si desea saber más sobre el origen del dinero, la inflación y demás problemas relacionados a la moneda, puede leer este blog.

Capítulo 4 de la "Riqueza de las naciones". 

Del origen y uso del dinero:

Una vez que la división del trabajo se ha establecido y afianzado, el producto del trabajo de un hombre apenas puede satisfacer una fracción insignificante de sus necesidades. Él satisface la mayor parte de ellas mediante el intercambio del excedente del producto de su trabajo, por encima de su propio consumo, por aquellas partes del producto del trabajo de otros hombres que él necesita. Cada hombre vive así gracias al intercambio, o se transforma en alguna medida en un comerciante, y la sociedad misma llega a ser una verdadera sociedad mercantil.

Pero cuando la  división del trabajo dio sus primeros pasos, la acción de esa capacidad de intercambio se vio con frecuencia lastrada y entorpecida. Supongamos que un hombre tiene más de lo que necesita de una determinada mercancía, mientras que otro hombre tiene menos. En consecuencia, el primero estará dispuesto a vender, y el segundo a comprar, una parte de dicho excedente. Pero si ocurre que el segundo no tiene nada de lo que el primero necesita, no podrá entablarse intercambio alguno entre ellos. El carnicero guarda en su tienda más carne de la que puede consumir, y tanto el cervecero como el panadero están dispuestos a comprarle una parte, pero sólo pueden ofrecerle a cambio los productos de sus labores respectivas. Si el carnicero ya tiene todo el pan y toda la cerveza que necesita, entonces no habrá comercio. Ni uno puede vender ni los otros comprar, y en conjunto todos serán recíprocamente menos útiles. A fin de evitar los inconvenientes derivados de estas situaciones, toda persona prudente en todo momento de la sociedad, una vez establecida originalmente la división del trabajo, procura naturalmente manejar sus actividades de tal manera de disponer en todo momento, además de los productos específicos de su propio trabajo, una cierta cantidad de alguna o algunas mercancías que en su opinión pocos rehusarían aceptar a cambio del producto de sus labores respectivas.

Es probable que numerosas mercancías diferentes se hayan concebido y utilizado sucesivamente a tal fin. Se dice que en las épocas rudas de la sociedad el instrumento común del comercio era el ganado; y aunque debió haber sido extremadamente incómodo, sabemos que en la antigüedad las cosas eran a menudo valoradas según el número de cabezas de ganado que habían sido entregadas a cambio de ellas. Homero refiere que la armadura de Diomedes costó sólo nueve bueyes, mientras que la de Glauco costó cien. Se cuenta también que en Abisinia el medio de cambio y comercio más común es la sal; en algunas partes de la costa de la India es una clase de conchas; el bacalao seco en Terranova; el tabaco en Virginia; el azúcar en algunas de nuestras colonias en las Indias Occidentales; y me han dicho que hoy mismo en un pueblo de Escocia no es extraño que un trabajador lleve clavos en lugar de monedas a la panadería o la taberna.

En todos los países, sin embargo, los hombres parecen haber sido impulsados por razones irresistibles a preferir para este objetivo a los metales por encima de cualquier otra mercancía. Los metales pueden ser no sólo conservados con menor pérdida que cualquier otra cosa, puesto que casi no hay nada menos perecedero que ellos, sino que además pueden ser, y sin pérdida, divididos en un número indeterminado de partes, unas partes que también pueden fundirse de nuevo en una sola pieza; ninguna otra mercancía igualmente durable posee esta cualidad, que más que ninguna otra vuelve a los metales particularmente adecuados para ser instrumentos del comercio y la circulación. La persona que deseaba comprar sal, por ejemplo, pero sólo poseía ganado para dar a cambio de ella, debía comprar sal por el valor de todo un buey o toda una oveja a la vez. En pocas ocasiones podía comprar menos, porque aquello que iba a dar a cambio en pocas ocasiones podía ser dividido sin pérdida; y si deseaba comprar más, se habrá visto forzado, por las mismas razones, a comprar el doble o el triple de esa cantidad, es decir, el valor de dos o tres bueyes, o de dos o tres ovejas. Por el contrario, si en lugar de ovejas o bueyes podía dar metales a cambio, con facilidad podía adecuar la cantidad de metal a la cantidad precisa de la mercancía que necesitaba.

Para este propósito se han utilizado diferentes metales en las distintas naciones. Entre los antiguos espartanos el medio común de comercio era el hierro; el cobre entre los antiguos romanos; y el oro y la plata entre las naciones mercantiles ricas. Al principio esos metales fueron empleados para esta finalidad en barras toscas, sin sello ni cuño alguno. Plinio, basándose en la autoridad de Timeo, antiguo historiador, nos asegura que hasta la época de Servio Tulio los romanos no acuñaron moneda, sino que empleaban en sus compras unas barras de cobre sin sellar. Estas barras en bruto desempeñaron entonces la función del dinero.

El empleo de los metales en ese estado tan bruto adolecía de dos inconvenientes muy notables; primero, el problema de pesarlos, y segundo, el de contrastarlos. En los metales preciosos, donde una pequeña diferencia en la cantidad representa una gran discrepancia en el valor, la tarea de pesarlos con la exactitud adecuada exige pesas y balanzas muy precisas. En particular, pesar oro es una operación bastante delicada. En los metales más ordinarios, donde un pequeño error tendría poca importancia, es indudable que se requiere una exactitud menor. Pero de todos modos, si cada vez que un pobre hombre, necesitado de vender o comprar bienes por valor de un cuarto de penique, debiese pesar esta moneda, encontraríamos que este requisito es extraordinariamente molesto. La operación de contrastar es todavía más difícil, todavía más laboriosa y, salvo que se deshaga una parte del metal en el crisol con los disolventes adecuados, toda conclusión que de ella se derive resultará extremadamente incierta. Sin embargo, antes de la llegada de la institución de la moneda acuñada, si no pasaban por esta ardua y tediosa operación, las gentes siempre estaban expuestas a los fraudes y estafas más groseros, y a recibir a cambio de sus bienes no una libra de plata pura, o cobre puro, sino de un compuesto adulterado de los materiales más ordinarios y baratos, pero cuya apariencia exterior se asemejaba a dichos metales. Para prevenir tales abusos, facilitar el intercambio y estimular todas las clases de industria y comercio, se ha considerado necesario en todos los países que han progresado de forma apreciable el fijar un sello público sobre cantidades determinadas de esos metales empleados comúnmente en la compra de bienes. Y ese fue el origen de la acuñación de moneda y de las oficinas públicas denominadas cecas, instituciones cuya naturaleza es la misma que las del control de calidad y peso de los tejidos de lana y de hilo. Todas ellas se dedican a certificar, mediante un sello público, la cantidad y calidad uniforme de las diferentes mercancías que son traídas al mercado.

Los primeros sellos públicos de este tipo estampados en los metales atestiguaban en muchos casos lo que era al mismo tiempo lo más difícil y lo más importante, la bondad y finura del metal, y se parecían a la marca esterlina que actualmente se graba en vajillas y barras de plata, o la marca española que en ocasiones se estampa en los lingotes de oro y que, al estar fijada en un sólo lado de la pieza y no cubrir toda su superficie, certifica la finura pero no el peso del metal. Abraham pesó a Efrón los cuatrocientos siclos de plata que había acordado pagar por el campo de Macpela. Se dice que eran la moneda corriente en el mercado, y sin embargo eran recibidas por peso y no por cantidad, de la misma forma que hoy lo son los lingotes de oro y las barras de plata. Se cuenta que las rentas de los antiguos reyes sajones de Inglaterra eran pagadas no en moneda sino en especie, es decir, en vituallas y provisiones de toda suerte. Guillermo el Conquistador introdujo la costumbre de pagarlas en dinero, un dinero que sin embargo fue durante mucho tiempo recibido por el Tesoro al peso y no por cuenta. Los inconvenientes y dificultades de pesar estos metales con precisión dieron lugar a la institución de las monedas; se suponía que su sello, que cubría por completo ambas caras y a veces también los bordes, garantizaba no sólo la finura sino también el peso del metal. Esas monedas, como ahora, fueron recibidas por cuenta, sin tomarse la molestia de pesarlas.

Los nombres de estas monedas expresaban originalmente el peso o la cantidad del metal que contenían. En los tiempos de Servio Tulio, quien primero acuñó moneda en Roma, el as romano, o pondo, contenía una libra romana de buen cobre. De la misma forma que nuestra libra llamada Troy, se dividía en doce onzas, cada una de las cuales contenía una onza verdadera de buen cobre. La libra esterlina inglesa, en la época de Eduardo 1, contenía una libra, con el llamado peso de la Torre, de plata de una ley determinada. La libra de la Torre pesaba algo más que la libra romana y algo menos que la libra Troy. Esta última no fue introducida en la circulación inglesa hasta el decimoctavo año del reinado de Enrique VIII. La libra francesa contenía en los tiempos de Carlomagno una libra, peso Troy, de una ley dada. En aquel tiempo la feria de Troyes, en Champaña, era frecuentada por todas las naciones de Europa, y los pesos y medidas de un mercado tan famoso eran vastamente conocidos y apreciados. La libra de moneda escocesa contenía, desde los tiempos de Alejandro I hasta los de Robert Bruce, una libra de plata del mismo peso y ley que la libra esterlina inglesa.

Asimismo, los peniques ingleses, franceses y escoceses, contenían todos originalmente el peso auténtico de un penique de plata, la vigésima parte de una onza y la doscientas cuarentava parte de una libra. El chelín fue también al principio el nombre de un peso. Un antiguo estatuto de Enrique III reza: cuando el trigo valga doce chelines el cuartal, la pieza de pan de un cuarto de penique pesará once chelines y cuatro peniques. Pero la proporción entre el chelín y el penique por un lado y la libra por la otra no ha sido tan uniforme y constante como la relación entre el penique y la libra. Durante la primera dinastía de los reyes de Francia el sueldo o chelín francés contuvo en diferentes ocasiones cinco, doce, veinte y cuarenta peniques. Entre los antiguos sajones un chelín contuvo en un momento sólo cinco peniques, y no es improbable que haya sido entre ellos tan variable como lo fue entre sus vecinos, los antiguos francos. Desde la época de Carlomagno entre los franceses y desde la de Guillermo el Conquistador entre los ingleses, la proporción entre la libra, el chelín y el penique parece haber sido siempre igual a la actual, aunque el valor de cada moneda ha sido muy distinto. Lo que ha ocurrido, en mi opinión, es que la avaricia e injusticia de los príncipes y estados soberanos, abusando de la confianza de sus súbditos, ocasionó la paulatina disminución de la cantidad real de metal que sus monedas contenían originalmente. El as romano, en los últimos tiempos de la República, fue reducido a la vigesimocuarta parte de su valor original y, en lugar de pesar una libra, llegó a pesar sólo media onza. La libra y el penique de Inglaterra contienen hoy apenas una tercera parte, la libra y el penique de Escocia una trigésimo sexta parte, y la libra y el penique de Francia una sexagésima sexta parte de sus valores originales. Mediante estas operaciones, los príncipes y estados soberanos que las llevaron a cabo pudieron, en apariencia, pagar sus deudas y hacer frente a sus compromisos con una cantidad menor de plata de la que habrían necesitado en otro caso. Pero fue verdaderamente sólo en apariencia, porque sus acreedores en realidad resultaron defraudados en parte de lo que se les debía. Todos los demás deudores en el país recibieron idéntico privilegio, y pudieron pagar la misma suma nominal que debían en la moneda vieja con la moneda nueva y envilecida.

Estas operaciones, por lo tanto, siempre han sido favorables para los deudores y ruinosas para
los acreedores, y en algunas ocasiones han generado una revolución más amplia y universal en las fortunas de las personas privadas que la que habría producido una gran calamidad pública. Ha sido de esta manera, entonces, como el dinero se ha convertido en todas las naciones civilizadas en el medio universal del comercio, por intervención del cual los bienes de todo tipo son comprados, vendidos e intercambiados.

lunes, 11 de mayo de 2020

El mito de la sanidad cubana.

Hospital cubano. Puede ver aún más
imágenes aquí: http://therealcuba.com/?page_id=77

Entre los izquierdistas suele correr un mito bastante engañoso, y es el de la supuesta buena sanidad de Cuba. No es más que una farsa. Se trata de alteraciones estadísticas con fines propagandisticos.

Humberto (Bert) Corzo, así como muchos otros periodistas, han investigado a detalle y reunido bastante información al respecto. En su artículo "El fraude de las estadísticas de la dictadura castrista sobre la mortalidad infantil" Humberto recoge tanto datos como testimonios que desmienten la sanidad "ideal" que muchos izquierdistas pregonan.

EL MITO COMO EJEMPLO A SEGUIR. 

Muchos organismos internacionales, ya sea la ONU, o la OMC en su tiempo han puesto a Cuba como ejemplo a seguir en el campo de la sanidad, pero con el tiempo, incluso ellos han tenido que retractarse. Así como en otras cosas, muchos organismos internacionales, han caído en la propaganda ideológica, ignorando los hechos concretos. Se trata, como en economía, de un análisis superficial sobre lo que se ve, que ignora lo que no se. Como ya hemos explicado antes, la ciencia económica es aplicable a todo aspecto de la vida en que exista acción y se disponga de medios o recursos escasos para cumplir el objetivo de esa acción. Valientemente, muchos no se han quedado con la superficialidad de las estadísticas otorgadas por el régimen y han investigado a detalle las razones de esos "números" y "porcentajes" ha seguir.

PROPAGANDA.

Corzo inicia explicando como la propaganda por parte del gobierno ha sido un arma fundamental para propagar esta falsedad: "En informes del gobierno publicados por el diario oficial Granma, enero del 2001, éste se vanagloriaba que en el 2000 la mortalidad infantil en Cuba estuvo entre las más bajas del mundo, 7.2 por mil nacidos vivos, cifra de muy dudosa veracidad como veremos en los datos suministrados mas adelante. Las estadísticas de la ONU señalan que Cuba tuvo en 1957 una mortalidad infantil de 32 por mil nacidos vivos, la mas baja en América Latina. Esta cifra colocó a Cuba en la posición numero 13 a nivel mundial, al frente de países como Austria, Bélgica, Corea del Sur,  España, Francia, Grecia, Israel, Italia, Japón y Portugal. En la actualidad todos esos países se encuentran delante de Cuba, la cual ocupa el lugar 29 a nivel mundial". Sin embargo, tal como señala Carmen Muñoz de ABC Inernacional: "El mito de la sanidad cubana se desmorona a la misma velocidad que sus desvencijados hospitales, frustrados profesionales y el régimen comunista en general, sobre todo desde que le faltan los subsidios de la antigua URSS". Hay un consenso mundial entre los expertos (a menos de gente seria y no con tendencias ideológicas afines al régimen) en coincidir que "la propaganda oficial los ha convertido en los mejores del mundo", mientras sus médicos y enfermeros están pésimamente pagados. 

"La sanidad en Cuba es pésima para el ciudadano de a pie por la falta de recursos. Existe un apartheid que favorece a la élite gobernante y a los extranjeros que pagan en dólares, mientras se les niega atención médica a los presos y algunos disidentes por motivos políticos", explica María Werlau, directora de Archivo Cuba, una organización sin ánimo de lucro con sede en EE.UU., que investiga este falso mito de potencia médica que proporciona a la dictadura ingentes réditos políticos y económicos. 

DETRÁS DE LA PROPAGANDA.

La supuestamente baja mortalidad infantil y alta esperanza de vida, se debe a factores ajenos a la sanidad, de hecho, la sanidad es pésima. En un paper para el Health Policy and Planning, los economistas Vincent Geloso y Benjamin Powell, junto con el profesor de medicina Gilbert Berdine, tratan de arrojar algo de luz sobre esta cuestión, y la conclusión a la que llegan es que buena parte de su aparente éxito se debe a la manipulación estadística y a la represión estatal. Hay tres factores a considerar: 1) la reclasificación de muertes neonatales como muertes fetales 2) los abortos forzados y 3) los efectos no intencionados del racionamiento. El economista Juan Ramón Rallo nos cuenta detalles sobre los tres factores. 

1. RECLASIFICACIÓN DE MUERTES NEONATALES COMO MUERTES FETALES.

Por mortalidad infantil, entendemos las muertes que se producen desde el nacimiento hasta el primer año de vida del niño; por mortalidad neonatal, entendemos las muertes que se producen desde el nacimiento hasta la primera semana de vida del niño; por mortalidad fetal, entendemos la muerte del feto desde la semana vigésima de embarazo hasta justo antes del nacimiento. La mortalidad neonatal está incluida en la mortalidad infantil, pero la mortalidad fetal no. Por consiguiente, existe una forma relativamente sencilla de manipular las estadísticas de mortalidad infantil: reclasificar una muerte neonatal como una muerte fetal (esto es, hacer como que el niño murió justo antes del parto en lugar de una semana después del mismo).

Dentro del sistema sanitario cubano, existen fuertes incentivos para realizar este tipo de manipulación estadística: a la postre, los médicos son recompensados en función de los objetivos cumplidos, y uno de esos objetivos es mantener a raya la mortalidad infantil. Ahora bien, más allá de esta sospecha, ¿contamos con alguna evidencia de que se puede estar produciendo esta manipulación estadística? Sí: internacionalmente, la ratio entre muertes fetales y muertes neonatales suele oscilar entre 1,04 y 3,03 (también en Latinoamérica). En Cuba, esa ratio se eleva a 6 (es decir, extrañamente, la mortalidad fetal es seis veces superior a la neonatal). Si corregimos esta más que probable trampa estadística, suponiendo una ratio de muertes fetales/neonatales entre 1,04 y 3,03, la mortalidad infantil de Cuba se ubicaría entre 7,45 y 11,16 por 1.000, alrededor del doble de la actual.

Esto concuerda con lo que muchos especialistas han concluido: "La dictadura castrista dice tener una mortalidad infantil mas baja que Estados Unidos. Pero cuando se examina mas a fondo, se comprueba que dicho reclamo es falso. La realidad es que los médicos en Cuba son presionados para que usen todos los medios a su alcance para distorsionar la mortalidad infantil, siendo recompensados financieramente los que  se prestan a dicha infamia (...) El mantenimiento artificial de la vida de los infantes durante el primer año de nacidos, con el objeto de alcanzar una meta numérica en la mortalidad infantil en determinado sector de la salud pública, es practica común  en el sistema cubano. La tasa de mortalidad infantil en Cuba desde 1 a 4 años es un 34 por ciento mayor que en Estados Unidos (11.8 por mil contra 8.8 por mil). También la mortalidad maternal en Cuba es casi cuatro veces mayor que en Estados Unidos (33 por 1000 contra 8.4 por 1000). La mortalidad infantil en Cuba, bajo estas circunstancias, no es representativa del bienestar y el  nivel de vida de la población". (Artículo publicado en THE MEDICAL SENTINEL 2000, órgano oficial de the Association of  American Physicians and Surgeons)

El Dr. Juan Felipe García MD, Jacksonville, Florida, abril 2001, en entrevistas con médicos cubanos recién llegados, recopiló la siguiente información: "La estadística peri-natal del gobierno cubano es un fraude. Cuando un niño nace, el pediatra es condenado si reporta estadísticas adversas, por lo tanto, se falsifican fechas en historias clínicas para que los niños "mueran" después del primer año (La mortalidad perinatal esta definida por los muertos dentro del primer año de vida). Si un médico reporta un resultado adverso para la "Revolución", cae en desgracia y le puede costar desde un castigo severo, hasta el trabajo. Los niños "no pueden morir después de nacidos" y menos en la sala de parto".

2. ABORTOS.

Otra forma de manipular la mortalidad infantil es forzar a las mujeres con embarazos de riesgo a abortar. Si los fetos con mayores problemas de viabilidad no llegan a nacer, entonces la mortalidad infantil se reduce. Nuevamente, los facultativos cubanos tienen incentivos, y autoridad, para practicar abortos no consentidos por las gestantes; no en vano, Cuba es uno de los países con mayor preponderancia del aborto: se practican 72,8 abortos por cada 100 nacimientos (en contraste, en EE.UU. 18,8, y en Suecia, 33,1). Si solo el 5% de esos abortos fueran forzados, la esperanza de vida de los hombres disminuiría entre 1,46 y 1,79 años (cuando combinamos este efecto con el anterior), de modo que ya pasaría a ser inferior a la de EE.UU.

El Dr. Miguel Ángel García Puñales en su escrito "El Sistema Sanitario Cubano", al respecto decía lo siguiente: "Existe en Cuba más de un sistema sanitario, el que funciona para la clase dirigente y los turistas y al que tiene alcance el pueblo. No es un sistema público, pues el pueblo solo tiene acceso a una parte de él, la menos beneficiada (...) No es gratuito, por cuanto los trabajadores son gravados desde 1962 con un impuesto sobre el salario cuyo destino tenía la salubridad y los medicamentos que hoy son prácticamente inexistentes y que siempre han sido cobrados (...) En mi tránsito por el Sistema Nacional de Salud, fui profesor en la enseñanza posgraduada, jefe de departamento en un instituto de investigación, vice-director docente en un hospital y jefe de un departamento de desarrollo en el organismo central del MINSAP, precisamente en el área de información (...) En todo ese tiempo pude observar cómo se encubren los resultados del trabajo sanitario, manipulando o simplemente desapareciendo la información (...) Los indicadores estadísticos de causa de muerte, por ejemplo, son clasificados desde 1985 y el común de los analistas ignora que cada año se suicidan más cubanos que los caídos en 11 años de guerras sudafricanas, es decir, casi dos mil fallecidos anuales durante una década; que se produce casi un aborto por cada niño que nace, con la complicidad ruin de la estadística que se empeña en clasificar un por ciento de ellos como "regulaciones menstruales"; de enfermedades de declaración obligatoria que se ocultan a la opinión pública en aras de evitar trastornos en un carnaval político, como ocurrió con el brote epidémico de Dengue en 1997 y que costó prisión al Dr. Dessi Mendoza por cumplir su deber ciudadano de informarlo a la prensa independiente".

El diario de las Américas por su parte informó lo mismo: "Al cierre de 2018, ese territorio, de unos 85.000 habitantes, contabilizó aproximadamente 1.200 abortos frente a 900 nacimientos, según reportaron medios oficiales este jueves, citados por EFE". 

3. EFECTOS NO INTENCIONADOS DEL RACIONAMIENTO.

El socialismo es la economía del desabastecimiento, esto es, de la escasez forzada por la pésima planificación del órgano central. En principio, esta pobreza impuesta debería acarrear efectos adversos sobre la salud (hay una constatada correlación positiva entre prosperidad y salud), pero en algunos casos puede tener, paradójicamente, un efecto positivo sobre la misma. En primer lugar, la (relativamente) baja esperanza de vida en EE.UU. se debe, en una parte nada despreciable, a las muertes por accidentes de tráfico, por abuso de drogas o por armas de fuego: la esperanza de vida de los hombres estadounidenses es 1,02 años más baja que la de sus pares occidentales por la influencia de estos tres factores. El racionamiento cubano de vehículos (solo hay 5,6 coches por cada 100 cubanos, frente a 26,7 en Latinoamérica o a 91 en EE.UU.) elimina prácticamente la mortandad por accidentes de tráfico (y, al contrario, promueve un estilo de vida más saludable, al obligarles a usar la bicicleta para trasladarse), al igual que la prohibición de las drogas o de las armas suprime la incidencia de estos factores sobre la esperanza de vida. En segundo lugar, la carestía de alimentos también conduce a una reducción de las calorías ingeridas, lo que disminuye la incidencia de la obesidad y el riesgo de enfermedades cardiovasculares. O expresado con otras palabras, la pobreza impuesta por el socialismo no solo minora las opciones de vivir una buena vida, sino también de vivir una mala vida, y ello contribuye a mejorar las estadísticas sanitarias.

En definitiva, la alta esperanza de vida y la baja mortalidad infantil de Cuba no se explican principalmente por la excelencia de su sistema sanitario socialista: no solo porque antes de la revolución Cuba ya contara con algunos de los mejores marcadores sanitarios de Latinoamérica, sino porque sus resultados actuales se deben, en gran medida, a la manipulación estadística, a la coacción terapéutica y a la limitación de las opciones vitales de los cubanos. Manipulación, coacción y pobreza: los tres elementos clave del socialismo aplicados sobre las estadísticas de salud.

EL DRAMA CUBANO. 

Mario Enrique Mayo de la Agencia Félix Varela,  reportó desde Camagüey para Nueva Prensa Cubana, el 26 de enero, 2003, lo siguiente: "A la doctora Olga Oropeza, una especialista del hospital materno provincial Ana Betancourt, se le amonestó por haber dejado nacer vivo a un niño, de bajo peso, en la ciudad de Camagüey (...) El vicedirector de asistencia médica, doctor Leonardo Ramírez, le hizo el reproche a la galena porque eso afectaba la cifra de mortalidad infantil. Esta censura fue realizada el 30 de diciembre, cuando se hacían las informaciones de fin de año sobre la mortalidad infantil". Esta noticia corrobora la información anterior de médicos cubanos recién llegados al exilio.

Lo relatado a continuación, solo sucede en la actualidad en países muy atrasados, supuestamente no debiera suceder en una "POTENCIA MÉDICA" como Cuba. María Elena Rodríguez, reportera de Cuba Voz, el 26 de junio de 2001, reporto: "Hospitales infantiles de la ciudad de La Habana no disponen de reactivos químicos para efectuar pruebas de laboratorio clínico de vital importancia en la emisión de un diagnóstico preciso (...) "Hace seis meses que no se puede realizar la prueba de sangre para detectar la fiebre tifoidea y tampoco la eritrosedimentación", dijo una técnica de laboratorio del hospital materno infantil del municipio Diez de Octubre de Ciudad de La Habana (...) Otros hospitales de la capital que carecen de productos químicos para análisis de sangre son los pediátricos del Cerro, de Centro Habana, de San Miguel del Padrón, así como el Arturo Aballí y el Instituto de Reumatología de adultos que se encuentra en la antigua clínica Dependiente".

Juan Carlos Linares reporto desde La Habana, el 22 de agosto de 2001, para CubaNet lo siguiente: "Más de 80 niños contagiados con meningoencefalitis equina han sido atendidos en el hospital Pediátrico del Cerro (antigua Católicas Cubanas) en las últimas semanas (...) La cifra evidencia que se trata de una epidemia, y no por gusto el Ministerio de Salud Pública designó al Pediátrico del Cerro -enclavado en el municipio del mismo nombre en la capital cubana- para que atendiera los casos de mayor gravedad que se presentaran. ‘Aunque está previsto que otros hospitales de Ciudad de La Habana prestarán su asistencia si la enfermedad se extiende’, indicó la fuente (...) La prensa independiente cubana ha informado en los últimos tiempos sobre diferentes problemas de salud en la capital de Cuba, sin embargo los medios nacionales no publican nada, absolutamente nada sobre este tipo de temas".

José Izquierdo, Güines, Grupo Decoro / www.cubanet.org, 3 de julio 2002, reporto: "Una invasión de garrapatas causó el cierre temporal de la sala ocho, especializada en pediatría, del hospital Aleida Fernández, ubicado en Güines, provincia La Habana (...) No sabemos qué hacer, el estado higiénico del hospital es deplorable. Es común encontrarse con grandes cantidades de cucarachas, mosquitos, ratones y ahora garrapatas".

Víctor Rolando Arroyo, PINAR DEL RÍO, UPECI / www.cubanet.org, 6 de agosto, 2002, reporto: "La escasez de biberones en el hospital pediátrico de la provincia cubana Pinar del Río es la causa por la que a los niños ingresados en esa instalación se les alimenta en pomos desechables de suero, si los padres no llevan sus propios utensilios para la lactancia de los menores. Sin embargo, en las tiendas dolarizadas hay abundantes existencias de biberones fabricados en China, lo que echa por tierra el argumento del embargo estadounidense".

Beatriz del Carmen Pedroso,  La Habana, Carta De Cuba, agosto 27, 2002, reporto: "La crítica situación en el Hospital Pediátrico Juan Manuel Márquez, ubicado en Avenida 41 en el municipio capitalino de Marianao, determinó el cierre total de las salas de atención a enfermedades diarreicas agudas por falta de higiene, y dos de sus salones quirúrgicos con que cuenta esta instalación de salud, al carecer de equipos de climatización y balones de oxígeno (...) Es lamentable que se pospongan o no se realicen intervenciones quirúrgicas a niños con diferentes dolencias, algunas de urgencia, y que los tengamos que remitir con urgencia a otros hospitales para concluir la operación, admitió un funcionario del hospital (....) El Juan Manuel Márquez fue edificado en la década de los años 90, pero su construcción es deficiente, ya que la mayoría de sus paredes están agrietadas y existen filtraciones en los techos". 

Dorka de Céspedes / HavanaPress, Nueva Prensa Cubana (www.nuevaprensa.org), reportó desde La Habana, noviembre 14, 2002: "Diferentes brotes de leptospirosis, comúnmente conocida como “la enfermedad del ratón”, dentro y fuera de la capital cubana, han obligado a jóvenes trabajadores de salud pública a aplicar el veneno contra las rata, conocido por Biorat (...) Hasta el momento se han reportado 3 niños fallecidos a causa de la leptospirosis, en el municipio habanero de Güines. Y numerosos casos aislados en zonas capitalinas. La causa aparente de este nuevo brote es la aparición de ratas, después de la limpieza intensiva en las áreas metropolitanas". 

Alicia Zamora Labrada, Lux Info Press / www.cubanet.org,  La Habana, 15 de diciembre, 2002, reporto: "La dirección provincial del ministerio de Salud Pública ordenó el cierre inmediato del Hospital Materno - Infantil "Lebredo", aledaño al Hospital General Docente "Julio Trigo" (antiguo Sanatorio La Esperanza) ubicado en el Km. 7 de la Calzada a Bejucal en el municipio Arroyo Naranjo de la capital (...) La información fue suministrada a esta agencia por la doctora Rayma Alonso, especialista en Ginecobstetricia (...) La aplicación de tan urgente medida se debe a la crítica situación en que se encontraba la instalación hospitalaria y que ha sido denunciada por trabajadores del Sindicato Independiente de la Salud, afiliado a la Confederación Obrera Nacional Independiente de Cuba (CONIC)". 

¿Esta situación ha cambiado? El diario de las Américas en 2018 informó que en Cuba habían cerrado 64 hospitales en los últimos 8 años. 

EL DESARROLLO DE VACUNAS. 

Dr. Ricardo Alfonso N., Cirujano, Caracas Venezuela, 17 de diciembre de 1999, en carta abierta a Hugo Chávez dice: "Es de hacer notar, que solo los que hemos estado en ese "PARAISO" y conocemos desde adentro la medicina Cubana, podemos afirmar (quiero aclarar que como médico hago esta afirmación), que la medicina Cubana es una de las grandes mentiras de este siglo, es una medicina primitiva, que se remonta a los años 50, donde no hay ni el menor conocimiento de la medicina moderna (...) Hasta cuando el engaño Señor Presidente, la medicina cubana es "UNA GRAN MENTIRA", su interferón, su vacuna de la hepatitis B, su tratamiento del SIDA, sus trasplantes de Huesos, etc. (...) Los que hemos estado en Cuba y somos médicos sabemos que los Hospitales no funcionan, no hay sábanas, no hay medicinas, los niños mueren de mengua, y no hablo por hablar, estuve viendo un nene, en el Hospital de Marianao, por que un familiar me lo pidió, allá en Cuba y no había nada con que tratarlo y no conocían las medicinas modernas".

Gonzalo Guimaraens en su artículo "VACUNA CUBANA CONTRA LA MENNINGITIS: INEFICACIA COMPROBADA", publicado en amigospais- guaracabuya.org, Julio 2000, dice lo siguiente: "Un estudio del conceptuado Centro de Vigilancia Epidemiológica (CVE) del Estado de São Paulo, Brasil, dado a conocer recientemente, recopila datos estadísticos demoledores acumulados durante los últimos años que muestran la ineficacia de la vacuna cubana contra la meningitis B en los niños menores de cuatro años, los más vulnerables a esa terrible enfermedad. Después de dar claras y minuciosas informaciones sobre testes efectuados en São Paulo, Rio de Janeiro, Santiago de Chile e Islandia, afirma: "Los estudios realizados con la administración de la vacuna cubana en los menores de cuatro años de edad, frecuentemente el grupo de mayor riesgo para contraer esa enfermedad, no presentaron evidencias significativas de protección. Por lo tanto, esa vacuna no debe ser recomendada como medida profiláctica de la enfermedad meningocócica del grupo B, para niños menores de cuatro años". 

El mito publicitario sobre la vacuna cubana contra la meningitis B cobró impulso internacional en noviembre de 1988, en Atlanta, durante un congreso internacional de medicina. En las sesiones, causó impacto la presentación de un estudio efectuado por investigadores de la isla sobre los aparentemente excelentes resultados preventivos de dicha vacuna, desarrollada por el Centro Nacional de Biopreparados de Cuba. Creyendo a pies juntillas en esos alegados resultados, la Secretaría de Salud del Estado de São Paulo, Brasil, y posteriormente el propio Ministerio de Salud de ese país, encomendaron a Cuba durante 1989 y 1990 más de 15 millones de dosis, en valores que sumaron centenas de millones de dólares.

El negocio para Cuba comunista fue redondo. Para muchos niños brasileños, lo que vino fue la decepción. Una década después de esa malograda experiencia, el Centro de Vigilancia Epidemiológica (CVE) del Estado de São Paulo ha dado a conocer este informe con resultados concluyentes. Más vale tarde que nunca, dice el refrán. "Brasil ya gastó 300 millones de dólares con una vacuna cubana que no presentó resultados", lamentó el Dr. Isaías Raw, director del conocido Instituto Butantan de São Paulo, especializado en biotecnología. El CVE ha presentado hechos y estadísticas que hablan por sí, y que contribuyen a desmitificar otro de los supuestos "logros" de la medicina cubana, tan alardeados por el régimen comunista y por sus seguidores en el mundo entero".

CONCLUSIONES.

Como expresó Humberto Corzo: "Obviamente estos hechos no deberían suceder en la supuesta "POTENCIA MÉDICA" de acuerdo con la propaganda de los alabarderos de la tiranía castrista. Esta es la triste realidad, son hechos que demuestran lo contrario de lo que afirma sobre este tema la propaganda de la tiranía. Si esta alardea tanto de que es una potencia médica y ofrece ayudas en medicamentos y en personal médico a otros países ¿por qué descuida tanto al pueblo cubano?".

Basándonos en los datos y opiniones expuestos en este blog podemos preguntarnos ¿la mortalidad infantil mejoró o empeoró? Desgraciadamente, a pesar de los mejores esfuerzos de los sacrificados médicos cubanos, la Isla se ha convertido en una "IMPOTENCIA MÉDICA".